El español en el mundo. 2023

EL ESPAÑOL EN EL MUNDO. ANUARIO DEL INSTITUTO CERVANTES 2023

No es cierto que las instituciones de la UE tomen en consideración, respecto al español, el elevado número de hablantes nativos y su fuerte proyección como lengua de comunicación internacional fuera de la Unión.

“1. El español en cifras

 En 2023, casi 500 millones de personas tienen el español como lengua materna (el 6,2 % de la población mundial).

 El grupo de usuarios potenciales de español en el mundo (cifra que aglutina al Grupo de Dominio Nativo, el Grupo de Competencia Limitada y el Grupo de Aprendices de Lengua Extranjera) supera los 599 millones (el 7,5 % de la población mundial).

 El español es la segunda lengua materna del mundo por número de hablantes, tras el chino mandarín, y la cuarta lengua en un cómputo global de hablantes (dominio nativo + competencia limitada + estudiantes de español), después del inglés, el chino mandarín y el hindi.

 El número de hispanohablantes seguirá creciendo en las próximas cinco décadas, pero su peso relativo disminuirá de manera progresiva de aquí a final de siglo. En 2100, solo el 6,4 % de la población mundial podrá comunicarse en español.

 En 2060, Estados Unidos será el segundo país hispanohablante del mundo, después de México. El 27,5 % de la población estadounidense será de origen hispano.

 Más de 23 millones de alumnos estudian español como lengua extranjera en 2023. En concreto, 23.035.198.

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 El español en la Unión Europea

 la situación del español en la Unión Europea está determinada fundamentalmente por tres factores: su estatus de lengua oficial, su elevado número de hablantes nativos y su fuerte proyección como lengua de comunicación internacional fuera de la Unión. El español es la cuarta lengua de la UE por número de hablantes nativos, (después del alemán, el italiano y el francés) y en número de personas que la tienen como extranjera (después del inglés, el francés y el alemán). Casi 45 millones de europeos hablan español como lengua materna, otros 25 como extranjera y más de 6 lo están aprendiendo. En total, unos 76 millones de europeos son capaces de comunicarse en español con distinto grado de competencia en el idioma. Gráfico 1951

 El respeto al multilingüismo institucional establecido en los tratados fundacionales de la Unión Europea ha hecho que el protagonismo del español compita con lenguas como el italiano o el polaco, que, a pesar de contar con un contingente de hablantes europeos superior o similar, respectivamente, gozan de una proyección internacional mucho más reducida. En cualquier caso, el español es una de las veinticuatro lenguas oficiales con las que actualmente cuenta esta organización internacional. De este modo, puede utilizarse en toda comunicación originada fuera de las instituciones, sea individual o colectiva. Además, todos los hispanohablantes europeos tienen derecho a recibir una respuesta en español por parte de las instituciones comunitarias. Como lengua de trabajo, el español se utiliza en el Consejo y en el Parlamento Europeo, pero no en la Comisión Europea, que cuenta solamente con tres lenguas de trabajo (inglés, francés y alemán), ni en el Tribunal de Justicia, cuyo único idioma de deliberación es el francés, si bien su lengua de procedimiento puede ser cualquiera de las veinticuatro lenguas oficiales de la Unión. En general, la presencia del español es mayor en las instancias superiores de algunas instituciones europeas que en las inferiores. Esto resulta evidente, por ejemplo, en el caso del Consejo Europeo y del Parlamento Europeo, donde el multilingüismo solo se respeta íntegramente en las reuniones plenarias. Por el contrario, en las reuniones de los grupos de trabajo, muchas veces se adopta un sistema de interpretación limitado o incluso se prescinde de la interpretación. En cualquier caso, la plantilla de intérpretes españoles es la tercera más grande de la Dirección General de Interpretación de la Comisión, lo que da una idea de la amplia cobertura de este idioma en las reuniones que tienen lugar en su sede.

 El elevado número de hablantes nativos de español y su fuerte proyección internacional han sido tradicionalmente argumentos de peso a la hora de reivindicar una mayor cobertura lingüística para este idioma en la traducción de los documentos producidos por las instituciones y en la interpretación de las reuniones multilingües que en ellas tienen lugar. Por eso, aunque el inglés, el francés y, en muy menor medida, el alemán, son los idiomas más utilizados en el trabajo diario de las instituciones, el español ocupa, junto con el italiano, la cuarta posición en la clasificación de lenguas según su presencia relativa en la UE. De hecho, en más de una ocasión España e Italia han solicitado de forma conjunta que, en las reuniones con una cobertura lingüística limitada a tres lenguas, esta se ampliara a cinco para incluir así al italiano y al español.

 En algunas agencias especializadas de la Unión, este régimen lingüístico ampliado a cinco lenguas no es solo una práctica institucional consolidada, sino que está reconocido de derecho. Es el caso de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO por sus siglas en inglés), cuyo reglamento interno reconoce cinco lenguas de trabajo: español, alemán, francés, inglés e italiano. Con todo, la tendencia general es a limitar en la medida de lo posible el número de lenguas utilizadas en las instituciones comunitarias y evitar así que el multilingüismo se convierta en una rémora para su funcionamiento. En principio, esta limitación perjudica al español, al menos en el ámbito institucional, pues implicaría una menor utilización de este idioma en los documentos oficiales y en las interpretaciones institucionales. Sin embargo, al desactivarse el incentivo que supone para el aprendizaje de una lengua su uso dentro de las instituciones, es probable que gran parte de los ciudadanos europeos que actualmente concentran sus esfuerzos en aprender alemán, italiano o incluso francés, decidan canalizar estos esfuerzos hacia el aprendizaje del español, que cuenta con una mayor proyección internacional y, por tanto, les resultaría más útil para comunicarse fuera de las fronteras de la Unión. Algo similar se observa también en el caso del Reino Unido, donde el estudio del español ha experimentado un repunte considerable justo después del brexit, en detrimento del francés.

 Es precisamente esta característica del español la que explica en mayor medida que el 5,3 ٪ de los ciudadanos europeos haya decidido incorporarlo como lengua extranjera, por encima de idiomas que cuentan con un porcentaje de población nativa superior, como es el caso del italiano (véase gráfico 19). A esto también ha ayudado el estatus de lengua oficial del que disfruta el español, que hace que otras lenguas que cuentan con el mismo porcentaje de hablantes no nativos, como es el caso del ruso, no tengan la misma representación que el español en el ámbito institucional de la UE.

 Fuera de España, más de un millón de ciudadanos europeos hablan español con una competencia de hablante nativo y casi 30 millones con una competencia limitada. La perspectiva del ingreso de España en la Comunidad Económica Europea en 1986 supuso un claro estímulo para la incorporación del español como lengua extranjera por parte de los ciudadanos comunitarios. Eso es al menos lo que se desprende del repunte que experimentó el español desde 1976, cuando España aún no formaba parte del club comunitario, hasta 1987, justo un año después de su ingreso como miembro de pleno derecho en una Unión Europea de 12 miembros.

 3.1. La presencia institucional del español

 La posición del español en los distintos organismos que integran la UE varía en función de la institución de que se trate y de su respeto por el multilingüismo. En el caso de la Comisión Europea, por ejemplo, el examen de los textos primarios, esto es, aquellos textos iniciales que constituyen la base para las traducciones posteriores al resto de las lenguas oficiales, revela que el porcentaje de documentos redactados en español es muy reducido en comparación con el de los redactados en inglés. No obstante, si se tiene en cuenta que el inglés, el francés y el alemán son las lenguas de trabajo de esta institución, no es de extrañar que el número de páginas redactadas en estos idiomas sea muy superior a la media, puesto que muchos textos solo se redactan en una o varias de estas tres lenguas para uso interno de la Comisión. A pesar de este hecho, el español ocupa la quinta posición en esta clasificación. Conviene señalar, en cualquier caso, que el número de páginas traducidas al español es mucho mayor que el de los documentos originales redactados en este idioma, lo que hace del español una «lengua de traducción», o lo que es lo mismo, la mayoría de los textos en español generados por la Comisión Europea son traducciones de otros idiomas. Una situación similar se observa en el Centro de Traducción de los Órganos de la Unión Europea (CdT), institución que presta servicios de traducción a las agencias y los organismos de la UE que se encuentran repartidos por Europa y que colabora con otros servicios de traducción de la UE. En este caso, el español es la cuarta lengua hacia la que más se traduce, solo por detrás del francés, del inglés y del alemán, que ocupan, por ese orden, las primeras posiciones. Asimismo, el español supera en número de páginas traducidas al italiano, a pesar de que este último idioma cuenta con más hablantes nativos en la UE que el español. Gráfico 2057

 El caso del Parlamento Europeo es algo diferente porque, al ser una institución elegida directamente por ciudadanos que hablan idiomas diferentes, la comunicación multilingüe es esencial para garantizar su buen funcionamiento y legitimidad. A pesar de que sus normas de procedimiento estipulan que todos los documentos deben redactarse en las distintas lenguas oficiales y que los miembros del Parlamento tienen derecho a expresarse y recibir información en todas ellas, o en los idiomas oficiales solicitados por los participantes, cuando se trata de reuniones más pequeñas, la trastienda de sus procesos internos revela un desequilibrio lingüístico en el que el inglés suele ser el idioma de origen de los documentos escritos y el español resulta infrarrepresentado: entre 2015 y 2019, el inglés fue el idioma de origen del 72 ٪ de los documentos que finalmente se tradujeron, seguido de francés (13 ٪), italiano (4 ٪), alemán (3 ٪) y español (3 ٪)59Gráfico 21

 Aunque la comunicación oral en las reuniones formales del Parlamento Europeo suele ser multilingüe, la mayoría de los participantes confía en el servicio de interpretación hacia el idioma oficial —o uno de los idiomas oficiales— de su país de origen. A pesar de esto, se ha observado que los oradores a veces prefieren cambiar al inglés para dirigirse directamente a algunos de sus interlocutores durante un debate, evitando así los sistemas de mediación lingüística y reduciendo, de este modo, la presencia del español y de las otras lenguas oficiales.

 En cuanto al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), la aplicación de su régimen lingüístico hace de esta institución la más multilingüe de la UE, junto con el Parlamento Europeo. Sin embargo, un estudio de las sentencias adoptadas durante el periodo 2014-2021, muestra que el 29,5 ٪ de ellas utilizaron el inglés como idioma de procedimiento, el 18,5 ٪ el alemán, el 17,6 ٪ el francés, el 7,7 ٪ el italiano, el 6,7٪ el español y el 3,6٪ el neerlandés. Gráfico 22

 En lo que a la comunicación institucional a través de internet se refiere, un análisis del número de visitas realizadas al principal portal de información de la Unión Europea revela un mayor empleo del español con respecto a otras lenguas con un número de hablantes nativos superior, como el alemán o el francés. Los idiomas más utilizados —determinados por el idioma del navegador— son inglés (25 ٪), italiano (12 ٪), español (11 ٪), alemán (11 ٪), francés (7 ٪), portugués (5 ٪), polaco (5 ٪), rumano (3 ٪), neerlandés (3 ٪) y húngaro (2 ٪). El inglés y, en menor medida, el español están sobrerrepresentados, en el sentido de que la proporción de visitantes que utilizan estos idiomas supera la de aquellos procedentes de países de la UE donde estos idiomas son oficiales. Esto se debe probablemente a que muchos visitantes que eligen estos dos idiomas (en particular el inglés) se encuentran fuera de la UE, lo que muestra la mayor proyección internacional del español respecto del francés y del alemán. Gráfico 23

 La salida del Reino Unido de la Unión Europea ha afectado positivamente a la posición del español dentro de esta organización internacional. Al igual que ha sucedido con el resto de las lenguas oficiales de la UE, el peso relativo del español como idioma materno se ha visto incrementado debido a la drástica reducción del grupo de hablantes nativos de inglés, que ha pasado del 13 ٪ a apenas el 1 ٪. Si bien el funcionamiento actual de la UE hace prácticamente imposible que el inglés deje de ser lengua oficial de la UE, desde un punto de vista puramente político, esto podría servir de argumento a los Estados miembros en los que se hablan lenguas con un porcentaje de hablantes nativos más elevado, como el alemán, el francés, el italiano y, por supuesto, el español, para reivindicar una mayor representación institucional de sus respectivos idiomas, algo que ya está sucediendo desde algunas instancias políticas francesas”.

Nosotros, a diferencia de los franceses, en vez de reivindicar la presencia que merece el español en la Unión Europea, hacemos el ridículo solicitando que el catalán, el euskera y el gallego sean lenguas oficiales de la UE.

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Las lenguas de los derechos: La participación pública en el proceso de toma de decisiones de la Unión Europea. https://www.ucm.es/data/cont/docs/595-2013-11-07-las%20lenguas%20de%20los%20derechos.pdf

Lengua, participación en la vida pública de la Unión Europea y democracia. https://ecjleadingcases.wordpress.com/2017/06/07/isaac-ibanez-garcia-lengua-participacion-en-la-vida-publica-de-la-union-europea-y-democracia/

El régimen lingüístico del derecho emanado de las instituciones de la Unión Europea. especial referencia al soft law. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5740043

El uso de las lenguas «oficiales» en la Unión Europea. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6875115