El IVA no es el mejor instrumento del que disponen las autoridades públicas para responder a las consecuencias de las múltiples crisis actuales ya los retos económicos y sociales a medio y largo plazo

Es lo que dice el Tribunal de Cuentas francés:

“En primer lugar, una reducción del IVA parece irrelevante para reactivar la economía francesa. En el contexto de la crisis sanitaria de 2020, varios Estados miembros de la Unión Europea, como Alemania, han realizado reducciones del IVA, sectoriales o generales, con fines de recuperación contracíclica. Los estudios empíricos de estos experimentos demuestran efectos limitados a un alto costo.

En segundo lugar, ante el shock energético y la inflación resultante, una reducción del IVA sobre la energía parece menos eficaz que otros instrumentos presupuestarios o fiscales (“escudo tarifario”, bono energético). Las medidas de apoyo no específicas para el gasto energético no deben, en ningún caso, poner en peligro la consecución de los objetivos medioambientales nacionales y, por lo tanto, solo pueden ser temporales. A más largo plazo, parece necesaria una reflexión general sobre la fiscalidad de la energía. Debe aspirar a adecuar los impuestos especiales y el IVA a los objetivos nacionales de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y protección de la biodiversidad. Estos cambios en el marco tributario pueden ir acompañados de un apoyo temporal a las empresas y al poder adquisitivo de los hogares de bajos ingresos.

Finalmente, otros instrumentos parecen más efectivos que el IVA para reducir las desigualdades y enfrentar los desafíos ambientales y de salud pública.

Por un lado, la reducción del IVA, particularmente en productos alimenticios, es una medida menos efectiva para apoyar el poder adquisitivo de los hogares de bajos ingresos que las transferencias monetarias, debido a la incertidumbre sobre la tasa de repercusión en los precios y la imposibilidad de focalizar determinadas categorías de hogares mediante una reducción del IVA.

Asimismo, la propuesta de un «IVA ambiental» o respaldado por un etiquetado alimentario tipo «Nutri score» tropieza con múltiples obstáculos, legales, económicos y financieros, que limitan las posibilidades de focalización y reducen su impacto en las distintas etapas del valor cadena. Estas consideraciones sugieren favorecer otros instrumentos, como las transferencias selectivas, los impuestos especiales, el sistema europeo de comercio de derechos de emisión, las inversiones, las normas reguladoras o la fiscalidad nutricional existente, para perseguir estos objetivos económicos a largo plazo. Este informe llega a una conclusión similar para el apoyo a los sectores económicos de «bajo consumo energético» del transporte ferroviario y la economía circular”.

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