Una cosa son los textos declarativos de derechos humanos de la ONU y otra sus relatores “especiales”, de los que no hay que fiarse mucho (o, más bien, nada)

Muy interesante el artículo de José Luis Sariego Morillo en Confilegal:

¿Nos podemos fiar de los informes del Consejo de Derechos Humanos de la ONU? Respuesta rotunda: No

Siempre he pensado que la inmensa mayoría de los personajes que “trabajan” en el edificio sito en la Primera avenida de Nueva York son auténticos vividores, imposibles de controlar democráticamente.