Ségolène Royal no pudo con la Nutella

Nos tenemos que remontar a más de siete años atrás. Lo comenté aquí:

“La doctrina de la Comisión Europea acerca de las declaraciones públicas de autoridades nacionales que puedan afectar negativamente a las libertades comunitarias (Estudio a través de casos concretos)”.

ASUNTO “SÉGOLÈNE ROYAL VS. NUTELLA” (página 8 y siguientes)

Inaceptables declaraciones de una ministra de un Estado miembro de la Unión Europea:

Acto 1:

 «Hay que dejar de comer Nutella porque el aceite de palma ha sustituido a los árboles. Y eso ha producido daños considerables» al medio ambiente, señalaba recientemente la ministra francesa de Ecología, Ségolène Royal…”

 Acto 2:

 «Mil disculpas por la controversia sobre #Nutella», publicaba Royal en Twitter este miércoles, dos días después de sus comentarios iniciales. «De acuerdo, los progresos realizados deben ser reconocidos», añadía la ministra francesa.

Ahora, puede leerse el Comunicado de Prensa del Parlamento Europeo del 6 de diciembre:

Acuerdo sobre una nueva ley para garantizar que los productos que causan deforestación no se vendan en la UE

“Para luchar contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, la nueva ley obliga a las empresas a asegurarse de que una serie de productos vendidos en la UE no procedan de tierras deforestadas en ningún lugar del mundo.

 El martes por la mañana, los eurodiputados llegaron a un acuerdo preliminar con los gobiernos de la UE sobre una nueva ley sobre productos libres de deforestación que obligará a las empresas a verificar y emitir una declaración de «diligencia debida» de que los productos colocados en el mercado de la UE no han conducido a la deforestación y la degradación forestal en cualquier parte del mundo después del 31 de diciembre de 2020. Según el texto acordado, si bien no se prohibirá ningún país o producto como tal, las empresas no podrán vender sus productos en la UE sin este tipo de declaración. Según lo solicitado por los eurodiputados, las empresas también deberán verificar el cumplimiento de la legislación pertinente del país de producción, incluidos los derechos humanos, y que se hayan respetado los derechos de los pueblos indígenas interesados.

 La nueva ley garantizaría a los consumidores europeos que los productos que compran no contribuyen a la destrucción y degradación de los bosques, incluidos los bosques primarios insustituibles, y por lo tanto reduciría la contribución de la UE al cambio climático y la pérdida de biodiversidad a nivel mundial…”.