¿Debe cargar la Federación Española de Fútbol con las correrías jurídicas del “Rubi”?

Luis Rubiales, de momento presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y al que la Federación Internacional de Fútbol Asociación​ (FIFA) acaba de suspender y le prohíbe contactar con Hermoso, ese que, según The Guardian, tiene unas “bolas enormes de latón (que se tocó el otro día)” y del que una periodista ha dicho que es un baboso; ha anunciado que demandará a Hermoso y a todo quisqui, para defender su honorabilidad.

Los actos ejecutados por el “Rubi” y por los que éste se siente perseguido son el famoso agarre en público de sus bolas enormes de latón (ante la Reina de España y la Infanta) y el beso (“piquito”) a la futbolista y campeona mundial Hermoso, que ha declarado que es inconsentido.

Son actos personalísimos ejecutados por el “Rubi” en el ejercicio de su libre albedrío. En ningún caso son actos en el ejercicio de las funciones estatutarias de la RFEF ni del ejercicio de su cargo como presidente.

Por tanto, en ningún caso, deberían cargarse en las cuentas de la RFEF los costes jurídicos que, en defensa de su honorabilidad y por los referidos actos personalísimos, se devenguen por las iniciativas jurídicas que emprenda este impresentable personaje.

Si dichos gastos se cargaran a la FEF habría que valorar si no estamos en presencia de un delito de administración desleal, imputable a las personas de los órganos sociales de la RFEF que aprobaran tales dispendios; entre los que posiblemente se encontrarían aquellos que el viernes aplaudían efusivamente el esperpéntico y vergonzoso discurso del “Rubi”.