Nos lo cuenta un periodista europeo muy bien informado, Nacho Alarcón:
“Consenso Von der Leyen
En Bruselas ya se habla mucho de 2024. La legislatura se está agotando y todo el mundo empieza a mirar a la próxima Comisión Europea y a un nuevo ciclo en el que todos apuestan a que Ursula von der Leyen seguirá intentando ser presidenta del Ejecutivo comunitario. Estamos más o menos a un año de las próximas elecciones europeas y evidentemente las fichas empiezan a moverse y no tiene muy buena pinta para el Parlamento Europeo.
La conclusión a la que ha llegado Von der Leyen y su equipo parece haber sido que se puede pasar por encima de la Eurocámara. Es el precio que la institución tiene que pagar por haber votado a favor de la propia Von der Leyen en 2019 cuando los líderes europeos decidieron escoger a una candidata desconocida para presidir la Comisión Europea que no había participado en los comicios a la Eurocámara y los eurodiputados acabaron dando su visto bueno, sin aprovechar el poder que los Tratados le otorgan para rechazar a un candidato.
¿Recuerdan aquello del spitzenkandidat? ¿Que el presidente de la Comisión debía liderar una lista europea, como hizo Jean-Claude Juncker en 2014? Pues puede ser que los líderes pusieran una pistola apuntando a la cabeza del sistema en 2019 cuando eligieron a Von der Leyen, pero los que decidieron apretar el gatillo fueron los eurodiputados, que firmaron su propia sentencia a la irrelevancia con aquella decisión (o más bien, con su omisión).
Mientras no sabemos muy bien qué esperar del Parlamento Europeo en 2024 Von der Leyen ha empezado a mover sus fichas, porque ella sabe muy bien a quién le debe el puesto y, por lo tanto, la lealtad: a los líderes. De hecho, en el Parlamento Europeo encuentra lobos en cada esquina, con un Partido Popular Europeo (PPE) que la considera muy alejada de sus posiciones a pesar de formar parte de la familia política. Algunos dentro de los democristianos la ven más como una socialista moderada o una candidata de los verdes que como una popular. Pero eso forma parte de la estrategia de la alemana.
Von der Leyen está jugando una carta muy concreta de cara a 2024: es una candidata conocida, su gestión al frente de la Comisión Europea en la cuestión de las vacunas y la guerra de Ucrania ha sido buena, ¿por qué cambiar? Pero, ¿es eso suficiente como para ganarse una reelección, especialmente en la lucha de poder permanente de esta ciudad? No, así que la alemana tiene otro perfil.
La estrategia pasa por ser, claramente, la candidata de los líderes. Además, eso le da la ventaja de ser menos dependiente de las mayorías en el Parlamento Europeo. Muchos en España no entienden la relación tan buena entre Von der Leyen, una popular alemana, y Pedro Sánchez, presidente del Gobierno. Y la explicación se puede encontrar en esta estrategia que la presidenta ha mantenido desde el principio. Sánchez es uno de los principales líderes dentro de los socialistas y un aliado natural para lograr un apoyo lo suficientemente horizontal en el Consejo Europeo. Porque la clave es que nadie se queje demasiado, que todo el mundo tenga un candidato a parte de Von der Leyen pero que Von der Leyen sea el único candidato de consenso posible.
Por eso la alemana intenta recoger un cierto apoyo en todas las familias. Von der Leyen tiene un contacto permanente con París y de hecho ha adoptado posiciones cercanas al Elíseo en materia de energía nuclear porque sabe que es central para el presidente de la república en estos momentos. Además, intenta ser sensible a los problemas internos del Gobierno alemán, como ha demostrado recientemente en la cuestión de los automóviles (como veréis más abajo), ha adoptado una línea dura contra la migración que contenta a los nórdicos, y su alianza con Sánchez, si este sobrevive a las elecciones generales, le garantiza un aliado importante en los socialistas que puede convencer al resto.
Por último, está la cuestión de dos líderes de los Conservadores y Reformistas (derechistas) que son claves: Mateusz Morawiecki, de Polonia, y Giorgia Meloni, de Italia. Son dos países que, sin lugar a dudas, dan algunos dolores de cabeza a Bruselas. Pero Von der Leyen tiene la determinación de evitar en la medida de lo posible cualquier roce serio con Varsovia y Roma (aunque como veremos, esta semana ha sido inevitable algún que otro roce con el Gobierno italiano por su plan de recuperación) y cultivar la relación con ambos líderes para tener el apoyo más amplio posible de cara a 2024”.
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