Interesante análisis de Daniel Manca en Corriere della sera:
“…Cuando se trata de la economía, de esa asignación de recursos de la forma más racional posible, el primer objetivo es evitar la transmisión de un virus llamado «incertidumbre». La incertidumbre mata el principal motor de un país: la confianza.
Las últimas 48 horas han visto cruzarse llamadas telefónicas y conversaciones entre banqueros italianos e internacionales para entender lo que estaba pasando en Italia. No tanto por la disposición en sí. Cuánto por la falta de claridad en su ilustración y sus consecuencias. Hasta el punto de tener que presionar al Ministerio de Economía para que hiciera una aclaración, el martes por la noche, sobre el techo que se le habría puesto al propio impuesto.
…/…
Por eso parecía extraño que una medida tan importante como un impuesto extraordinario se comunicara junto a un sinfín de medidas que iban desde pirómanos, pasando por vuelos caros, hasta taxis…”
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