Sobre la “burbuja europea”, la decepcionante “cumbre de Granada” (saraos aparte) y las realistas palabras de Juncker sobre Ucrania

 Artículo de Nacho Alarcón en elconfidencial.com:

La UE queda atrapada entre la idea de la ampliación ‘inevitable’ y los fantasmas de 2004

La mejor vacuna contra la llamada «burbuja europea» consiste en dirigirse al aeropuerto de Zaventem, a las afueras de Bruselas, y volar a cualquier otro punto de Europa. Muy pocas de las cosas que ocurren en la capital comunitaria importan ahí fuera. Es un mundo que genera algo entre el desinterés y el rechazo. Algunos de los que forman parte de la burbuja descubren con sorpresa que lo que consume todo su tiempo no importa nada a muchos ciudadanos de a pie, a pesar de tener la falsa percepción de que toda Europa está pendiente de lo que ocurre en Bruselas.

Las percepciones son engañosas. Ocurre también en sentido contrario: fuera de esta ciudad se cree que existe un gran consenso, sobre todo en la capital de la Unión Europea. Todos los que forman parte de la burbuja son proeuropeos (en realidad no) y, por ende, deben compartir una opinión más o menos común sobre Europa. Y por supuesto, no es el caso. Existen debates encendidos sobre distintos asuntos. Algunos, incluso, es relativamente fácil que se vayan de las manos, que se conviertan en discursos apasionados, en señalamientos, en cabreo. Y hay uno, especialmente uno, que hace aflorar todas esas emociones: la ampliación de la Unión Europea hacia el este del continente.

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La realidad es que muchos creen que este ímpetu por una nueva ampliación, que surge de la decisión de Ucrania de solicitar su adhesión pocos días después de que Rusia lanzara una invasión a gran escala del país, ha sido una especie de trampa autoimpuesta. En ese momento los líderes europeos no se podían permitir el lujo de decirle a Ucrania que la puerta de la Unión estaba cerrada. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, hizo entonces unas declaraciones que recorrieron todas las cancillerías europeas en las que daba a entender que tarde o temprano Kiev sería un miembro de la Unión. Y eso hizo que toda la maquinaria empezara a funcionar: no se podía hacer esa promesa pasando por encima de países que llevan décadas en la sala de espera, como los de los Balcanes Occidentales”.

Lo que a mí me parece una patada hacia adelante, Nacho Alarcón lo describe así:

“Escapar de la trampa

Por eso, los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, reunidos en Granada para un Consejo Europeo informal, han discutido en profundidad sobre las reformas institucionales que la Unión tiene que realizar si quiere evitar los errores del pasado e intentar avanzar hacia el futuro que parece inevitable. Se trata de un debate enormemente sensible. Esa idea, la de que la ampliación llegará sí o sí, choca con otra idea: reformar la Unión no es para nada fácil, será un trabajo muy complejo, muy delicado, que requerirá que algunos países, precisamente aquellos que más utilizan algunas de las anticuadas reglas de la Unión para sacar partido, incluso para chantajear, en algunas ocasiones, como demuestra que Hungría esté bloqueando el nuevo tramo de financiación del envío de armamento a Ucrania intentando que la Comisión desbloquee los fondos europeos que le mantiene congelados por el deterioro del estado de derecho en el país”.

Deberían tenerse muy en cuenta las palabras de Juncker, expresidente de la Comisión Europea. Información en elespañol.com:

Jean-Claude Juncker sobre Ucrania: «Es un país muy corrupto. No está listo para la adhesión»

El expresidente de la Comisión Europea ha criticado la posible unión de Ucrania al Club de los Veintisiete en una entrevista a un periódico alemán.

«Cualquiera que haya tenido algo que ver con Ucrania sabe que este es un país corrupto en todos los niveles de la sociedad. A pesar de sus esfuerzos, no está preparado para la adhesión; necesita procesos masivos de reforma interna», señaló Juncker durante una entrevista con el medio alemán Augsburger Allgemeine publicada el jueves.

En esta línea, el otrora primer ministro de Luxemburgo (1995-2013) advirtió que «hacer falsas promesas» a los ucranianos sobre la adhesión a la UE «no sería bueno para nadie». Este mensaje salió a la luz al mismo tiempo que más de 40 jefes de Estado y de Gobierno se reunían en Granada para participar en la cumbre de la Comunidad Política Europea, un foro ideado por el presidente francés Emmanuel Macron en 2022 para escenificar la unidad del continente frente al Rusia tras el inicio de la guerra en Ucrania.

“Falsas promesas”

«No se deben hacer falsas promesas a la gente que está sufriendo hasta el cuello», dijo Juncker en relación a la posibilidad de que los ucranianos se unan a Europa dentro de poco. En este sentido, el expresidente de la Comisión Europea señaló que la membresía de los países aspirantes, como Ucrania pero también Moldavia, debe estar precedida de «reformas internas» y respaldada por una «mayoría calificada».

Esto de las faltas promesas me recuerda a lo que paso hace tiempo con Turquía.

Según informa Pablo R. Suanzes en elmundo.es:

La UE esboza la ruta estratégica para la ampliación

Una decena de diplomáticos, funcionarios y responsables de las negociaciones explican su inquietud, sorpresa o frustración por cómo la cuestión ha escapado de las manos. «Antes teníamos en control de este proceso, pero ahora somos un trozo de madera a la deriva, empujados por las corrientes», explica uno de ellos. «Ahora mismo nadie puede decir que no. La presión es demasiado grande, Zelenski es un maestro y todo gira en torno al marco conceptual que ha ido diseñando», añade.

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La secuencia está bien marcada. El 8 de noviembre la Comisión Europea hará público su informe sobre Ucrania y Moldavia, países a los que hace unos meses se les dio el estatus de candidatos a la adhesión. Todo el mundo espera que el dictamen sea positivo, aunque tenga reservas. Y se espera también que unas semanas después, en el Consejo Europeo de diciembre, los 27 den formalmente el visto bueno para arrancar las negociaciones”.

¿Todo el mundo espera…?

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