¿Día Europeo de las Lenguas?

En El País de hoy aparece un interesante artículo del director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, bajo el título de “Día Europeo de las Lenguas”  . Comparto buena parte del mismo, pero disiento de algunas afirmaciones.

En “El infinito en un junco” (Siruela, 2019), excelente libro, Irene Vallejo nos relata que (época de esplendor de Alejandría) “La lengua griega se estaba convirtiendo en la nueva lengua franca. No era, claro, el idioma de Eurípides y Platón, sino una versión asequible que llamaban koiné, algo parecido a ese inglés renqueante con el que nos entendemos en los hoteles y aeropuertos en vacaciones. Los reyes macedonios habían decidido imponer el griego en todo el imperio, como símbolo de dominio político y supremacía cultural, dejando al prójimo el esfuerzo de aprenderlo si querían hacerse atender. No obstante, algo de la universalidad de Alejandro y Aristóteles había calado en su orgullosa mollera chovinista. Sabían que necesitaban comprender a sus nuevos súbditos para poder gobernarlos. Desde esa óptica se explican los esfuerzos económicos e intelectuales por traducir sus libros, y especialmente sus textos religiosos, que son mapas de las almas…

Pues bien, en la Unión Europea de hoy ocurre todo lo contrario, los esfuerzos se dirigen a reducir decididamente los presupuestos destinados a la traducción y a relegar lenguas claramente internacionales como el español. Y hay quien hasta plantea el debate de la necesidad de una lengua común en la UE, cuya ausencia les plantea un problema político para el futuro de Europa (“¿Quién hablará en europeo?”. Arman Basurto y Marta Domínguez Jiménez. Clave intelectual, 2021).

Por ello no estoy de acuerdo en la afirmación de García Montero, que dice que “La Unión Europea, por el contrario, ha querido convertir la diversidad lingüística en un signo de identidad abierta, dispuesta a buscar una comunidad que no se funde en el supremacismo, sino en la multiculturalidad. En el calendario de las aspiraciones y la memoria, el calendario que une de forma oficial la razón y el sentimiento, el Consejo de Europa señaló el 26 de septiembre como Día Europeo de las Lenguas… Europa cuenta con 24 lenguas oficiales y 60 regionales”.

Que la Unión Europea cuente, sobre el papel, con 24 lenguas oficiales, no quiere decir que las utilice en igualdad de condiciones y que no exista una clara discriminación al respecto, ejercida por parte de lo que la pensadora portuguesa Maria Filomena Mónica  considera “una burocracia de tipo napoleónico detestable, que hace demasiadas normas (su modelo es el francófono: legislar a propósito de nada, y esto hará que algunos países comiencen a rebelarse). La UE no puede ser una organización dedicada a dictar normas que los ciudadanos no comprenden”.

Como he expresado hace tan sólo unos días en este blog, algunas instituciones de la UE consideran la traducción como una cortesía y no como una obligación legal , por lo que los ciudadanos que ejercitan sus derechos en lenguas distintas al inglés (también francés y alemán), tardan en recibir respuesta.

Las lenguas oficiales vienen determinadas por la lengua oficial señalada por el Estado miembro (Malta e Irlanda tienen dos lenguas oficiales y no señalaron el inglés porque ya era la lengua señalada por Reino Unido). Se da la paradoja de que ejecutado el Brexit el inglés sigue siendo lengua oficial y de trabajo de la Unión Europea, por lo que existe –de facto- una clara discriminación positiva en favor de los ciudadanos de países como Irlanda y Malta que tienen reconocida en la UE como lengua oficial, además del inglés, el irlandés y el maltés.

Comparto con García Montero la siguiente idea: “Podemos decir incluso que el sentido público de los idiomas, su valor político y social, queda muy reducido si lo apartamos de las palabras que se mamaron con la leche. Con una lengua franca, vacía de matices poéticos, se pueden hacer negocios y estrategias de lobby, pero es imposible crear hoy un sentido democrático de pertenencia. Y eso no significa despreciar el conocimiento de otros idiomas. Don Quijote se encargó enseguida de alabar el conocimiento del latín, el griego y otras lenguas. Nuestros humanistas habían comprendido ya que era muy falsificador para la religión el impedimento de leer la Biblia en castellano. Nosotros, demócratas, deberíamos aprender que el respeto a las lenguas maternas es inseparable de una convivencia basada en el sentido democrático y en la consideración de los derechos humanos”.

Por si es de interés (y la bibliografía citada en los mismos):

Las lenguas de los derechos: La participación pública en el proceso de toma de decisiones de la Unión Europea. https://www.ucm.es/data/cont/docs/595-2013-11-07-las%20lenguas%20de%20los%20derechos.pdf

Lengua, participación en la vida pública de la Unión Europea y democracia. https://ecjleadingcases.wordpress.com/2017/06/07/isaac-ibanez-garcia-lengua-participacion-en-la-vida-publica-de-la-union-europea-y-democracia/

El régimen lingüístico del derecho emanado de las instituciones de la Unión Europea. especial referencia al soft law. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5740043

Las cláusulas «Molière» y «de interpretación» y el Derecho de la Unión Europea. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6941709

El uso de las lenguas «oficiales» en la Unión Europea. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6875115